Hoy voy a hablar en primera persona, desde mi experiencia, acumulada durante más de diez años “haciendo la calle”, de empresa en empresa, de institución en institución, en Bizkaia y fuera de Bizkaia.
Mis amigos, desde los comienzos me preguntan, “Iker, ¿qué vendes? Eso es humo, ¿no?”. Hoy es el día que alguno sigue haciéndolo y el día en que otros asumen los costos de algunos de los servicios que ofrecemos, lo cual es curioso y contradictorio, aunque ágil de explicar.
Es mí día a día, el día a día de cualquier consultor o consultora. Nuestro día a día, consiste en algo muy sencillo, en escuchar, pensar, implicar y lograr una solución para resolver un problema concreto o materializar una oportunidad. Además lo hacemos con la ilusión de un niño o niña que juega y disfruta con el juego.
El cliente nos llama, para hablar y trasladarnos una duda, un comentario que ha oído, el resumen de una newsletter que le informa de futuros cambios normativos, la llamada del asesor que le informa de una subvención para innovar o cambiar una máquina del taller….el origen de la llamada, inimaginable, hasta el punto que a veces nos llaman porque un amigo les ha hablado bien de nosotros. Y esto es porque, cuando empezamos a trabajar continuamos haciéndolo durante mucho tiempo, y rara vez es en la que se da un servicio y no obtiene continuidad en el tiempo.
Tengo la suerte de trabajar con las mismas empresas desde 2004, recién licenciado, con el master recién salido del horno. En el camino, pues el tiempo no se detiene ni echa marcha atrás, se han unido nuevas empresas e instituciones, y pocas son de las que me he tenido que despedir. Y lo he tenido que hacer por obligación, por vicisitudes de la propia vida, pues sus responsables y quienes más tiempo pasaban conmigo han fallecido. Su recuerdo, y mi agradecimiento por las múltiples lecciones y experiencias vividas, me han ayudado y lo seguirán haciendo a ser mejor profesional, y aunque suene a tópico, es del todo cierto y sincero, mejor persona.
En este artículo, no puede faltar mi recuerdo y agradecimientos a Ales y a Gotzon, que en paz descansen.
Esto es parte de la vida de un consultor. Son muchas las horas que nos unen, muchas las anécdotas y muchísimas más las batallas que nos quedan por vivir. Somos el refuerzo que acompaña en primera línea del frente. Hacemos bueno el lema del Liverpool Football Club “You´ llneverwalkalone” (“Nunca caminarás solo”).
Los consultores y consultoras, somos ese peculiar personaje ilusionado que aporta toda su experiencia y todo su conocimiento, adquirido en empresas e instituciones similares o totalmente diferentes para lograr alcanzar objetivos concretos y facilitar el día a día. Nuestro buen hacer, consiste, en algo muy sencillo lograr que quien nos contrate, mejore.
Iker Fernandez