Hacía tiempo que no escribía un artículo. Son muchas las excusas que podría poner para autojustificarme el no haberlo hecho y sin embargo no voy a citar ninguna, centrándome en este nuevo post que espero os haga reflexionar.
La semana pasada me llamó una cliente. Me hizo mucha ilusión ver su nombre en el identificador de llamadas de mi móvil. Hacía mucho que no hablábamos. Antes de coger, pensé, estamos en julio le toca renovar el certificado de la ISO 9001 y como siempre querrá el presupuesto. Un motivo más de alegría que se reflejaba en mi sonrisa.
Sin embargo, no me llamaba para pedirme presupuesto. Su voz estaba apagada y entrecortada. Estaba triste. Nunca la había escuchado de esa forma. El motivo de su llamada era para decirme que cerraban. Que su principal y único cliente había dejado de contar con ellas. Me quede sin palabras en un primer momento. Tenía que digerir tan triste noticia. El cierre de una empresa es una pena, y si es de alguien cercano con quien has compartido más de un quebradero de cabeza y varias alegrías, más todavía.
Esta era una comunidad de bienes, formada por dos mujeres durante más de 25 años. Daban servicio a una gran empresa vasca. Esta empresa en su día decidió externalizar una parte de su proceso de fabricación y animo a estas dos trabajadoras a ponerse pos u cuenta y trabaja para ella. Así lo hicieron.
Al principio todo eran facilidades por parte de la gran empresa, sin embargo con el paso del tiempo los requisitos y exigencias hacia mis clientas aumentaban. Algo lógico, porque el mercado cada vez es más exigente. O te adaptas, o te anticipas o desapareces.
Mi cliente se fue adaptando. El año pasado, 2018 nos pusimos a trabajar en la implantación de un sistema de gestión de la calidad. Su cliente se lo exigía para mantener la homologación como proveedores.
Viendo su situación, su tamaño y las circunstancias de este pedido hicimos un esfuerzo ajustando mucho el precio y los plazos de implantación. La verdad, que mejoraron mucho a nivel de organización. El servicio seguía siendo el mismo que prestaban el primer día que se pusieron por su cuenta.
Con motivo de la ISO 9001 tocó reflexionar sobre los riesgos y oportunidades que tenía la empresa. Fruto de la reflexión, salió el alto riesgo de depender de un único cliente. Intentaron invertir la situación, les ayudamos a buscar nuevos clientes y definir nuevas estrategias. No era fácil porque era un servicio tan específico y adaptado a un único cliente, que llegar a nuevos pasaba por fuertes inversiones en maquinaria. No era el momento, porque incluso la carga de trabajo habitual había decrecido en el último año un 38%. Y las previsiones de pedidos eran bajas.
Sin embargo estábamos optimistas porque mantener la homologación como proveedores se presuponía una garantía de trabajo a futuro. No ha sido el caso.
La gran empresa vasca, sometida a diferentes presiones de mercado, ha optado por reducir gastos y asumir algunos procesos que tenía externalizados como propios. Este es el caso de los servicios que les dispensaban mis clientas. Por lo tanto, la gran empresa ha decidido prescindir de los servicios de mis clientas, y estas tras aguantar unos meses más, han decidido cerrar. La gran empresa vasca está dejando de lado sus valores y principios, aquellos que pregona en su web y en su memoria de responsabilidad social. Pero esto da para otro artículo más…
Estas decisiones, son duras e imprescindibles porque la vida sigue y el lastre hay que soltar. Son trabajadoras, honradas y humildes. Ahora me toca echarles una mano. Tengo sus curriculums y el conocimiento de su gran capacidad de trabajo. Son, sin duda, un gran fichaje.
En definitiva, depender tanto de un único cliente, por muy especialista que seas, conlleva un gran riesgo. Hay que intentar diluir o repartir al máximo el riesgo minimizando así su impacto.
En casa me han enseñado que es peligroso poner todos los huevos en la misma cesta, porque si se cae, te puedes quedar sin un solo huevo para freír.
Por último, antes de cerrar este artículo quiero mostrar mi agradecimiento a “R y S” por compartir con nosotros parte de su día a día regalándonos buenos recuerdos y anécdota. Fortaleciéndonos con su experiencia.
De parte de todo el equipo de Ifkonsulting: Eskerrik asko eta zorte on!!!